5o día Central Park, Puente de Brooklin

¡Hoy es Navidad! Todo o casi todo en Manhattan está cerrado, por lo que el día será un poco más 'light', como todo lo que aquí comemos jeje. Así que sobre las 10 de la mañana, y habiendo desayunado tranquilamente en el apartamento salimos hacia Central Park, unos de los parques más grandes. Grande es, la verdad, pero no hemos querido reafirmarlo con nuestros pies, se hacía bastante aburrido andar entre árboles y nieve toda la mañana.

Hemos decidido que era el escenario ideal para desaros a todos una Feliz Navidad con ésta bonita canción jajaja

Después de todas las sableadas y timadas que nos han ido pegando durante estos días, hoy día de Navidad hemos decidido hechar mano de la guía para encontrar algo más accesible, y por lo menos diferente a lo que hasta ahora habíamos comido.
Pero lo que no sabíamos cuando hemos elejido un tailandés es que la comida nos saldría especialmente barata...

En la guía recomendaban este restaurante por su buena comida, criticando así el servicio y la decoración. En cambio nosotros no lo hemos encontrado tan mal, ¡al contrario! La decoración no brillaba por su originalidad, pero estaba todo muy limpio y el servicio era excelente. El camarero se ha portado muy bien, y más después de saber que éramos de Barcelona (ha dicho...¡soy barcelonista!) Estábamos saboreando el pollo y la ternera con especias, nos encontrábamos en el éxtasis total cuando... ¡Ahhh! grita una chica que de un salto se lebanta de la silla. Se le habrá derramado el agua, pensamos. Cuando de golpe y porrazo aparece la protagonista del espectáculo: ¡una ratísima rata! ¡una rata gorda y fofa!

Inmediatamente todo el restaurante se vacía, menos nosotros que nos quedamos por no hacer un feo. Dejamos de comer, eso sí (ya casi habíamos acabado). El camarero muy amablemente nos pregunta si nos queremos ir o si no queremos quedar. Decidimos esperar, y al acabar la cuenta resulta tener un bonito 50% menos gracias a la rata.

Ya lo sabemos, mañana volveremos a Central Park, capturaremos una ardilla, le raparemos la cola y la dejaremos en libertad en uno de los restaurantes más caros de Manhattan, eso sí habiendo comdio jeje ;)

Después de tan ajetreada comida, nos dirijimos al puente de Brooklin, donde veremos unas vistas de la ciudad excelentes. Impresiona lo grande que llega a ser, por lo menos habremos estado entre fotos y más fotos unos 3/4 de hora para cruzarlo. Allí hemos visto atardecer.
Al volver, pensábamos que hoy llegaríamos más temprano a casa, pero no ha sido así cuando hemos andado andado y andado hasta encontrar una parada de metro (está todo tan mal indicado...).